La utilización de las más novedosas tecnologías y sistemas que permitan supervisar y gestionar de forma remota los equipos y procesos industriales involucra la recopilación de datos en tiempo real, su procesamiento y análisis, así como la toma de decisiones basada en esta información con el objetivo de mejorar la eficiencia operativa y la confiabilidad de los activos de la empresa. La implementación de estos sistemas, además de beneficiar el propio proceso, favorece la rápida adaptación de la industria a las nuevas tecnologías y predispone a todas ellas para afrontar, con mayores garantías, un mercado en constante evolución.

Para su puesta en marcha, tanto como para la ampliación de los sistemas habituales, es necesario ejecutar la instalación de sensores y dispositivos en los activos industriales, como pueden ser máquinas, motores, válvulas, etc. Estos recopilan la información vertida de forma inmediata sobre el rendimiento y las condiciones de todas ellas, antes de transmitir los datos a través de redes de comunicación hacia la plataforma central, encargada de su posterior procesamiento y análisis. Mediante el sistema de software correspondiente, los datos se muestran en la plataforma de monitoreo dedicada a tal fin y se controla la evolución de los mismos, detectando problemas, tendencias negativas o anomalías que puedan ocasionar la inexactitud o el mal funcionamiento de los procesos industriales en el futuro más próximo.

Los operarios, gracias a la enorme cantidad de información recibida directamente de los sensores instalados, y una vez correctamente interpretada, tanto la base de datos como el análisis efectuado automáticamente sobre la misma, tendrán la capacidad de tomar las decisiones oportunas y realizar acciones de control remoto, incluyendo, además, la posibilidad de ajustar la configuración de los dispositivos, así como iniciar o detener los procesos. Una monitorización continua permite el mantenimiento predictivo, identificando problemas antes de que estos ocurran. De esta forma las empresas que adoptan estos sistemas pueden ver reducidos, drásticamente, sus tiempos de inactividad no planificada y, por consiguiente, los costes de reparación.

Algunos sistemas permiten, de forma adicional, la automatización de los procesos industriales en base a unas variables previamente establecidas, lo que conlleva una larga lista de beneficios. La automatización agiliza la producción al reducir la dependencia de la mano de obra humana, trabajando de manera continua y a alta velocidad, aumentando la producción. La precisión de sus acciones reduce los errores y mejora la calidad de los productos finales, reduciendo los costes, a pesar de la inversión inicial, con una mayor eficiencia energética, entre otras. La seguridad laboral se ve incrementada a la par que se mejora la flexibilidad y adaptabilidad de las empresas, con una potente competitividad, además de ofrecer a los trabajadores unas condiciones laborales más beneficiosas, evitando tareas repetitivas y peligrosas, dejando paso a la creatividad y la estrategia empresarial. La monitorización industrial remota, así como la posibilidad de automatizar ciertas actividades proporcionan una serie de ventajas que contribuyen al éxito de las organizaciones en el medio y largo plazo.

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