La enorme competencia con la que el sector industrial se encuentra en el día a día, en un mercado cada vez más copado de empresas con objetivos o productos similares, aboca a una reinvención del proceso o resultado que beneficie tanto al ente productivo como al cliente final. La innovación, fomentada acertadamente y sobremanera a través de ayudas públicas, proyectos o eventos específicos para tal fin, tienen como base la educación de la que disponen los profesionales que forman los equipos de trabajo y, en mayor medida, de la originalidad y la ocurrencia en la renovación de procesos y uso de los materiales. Fomentar la innovación en el sector industrial requiere de un esfuerzo centrado en la cultura de organizativa que valore y promueva esta nueva y prometedora realidad.

Esto implica fomentar el pensamiento creativo, el aprendizaje continuo, el espíritu emprendedor y la colaboración, tanto interna, entre los trabajadores de una empresa, como externa, con aliados estratégicos, que derive en un resultado interesante y novedoso. La innovación, entendida como prioridad estratégica en las organizaciones a todos los niveles, generará un establecimiento de metas y objetivos basados en la identificación de oportunidades, generación de ideas, evaluación de viabilidad, implementación y seguimiento de resultados. Contar con el producto y la materia prima necesaria para acometer estas innovaciones estimulará la creatividad en espacios y tiempos dedicados a este fin, donde se exploren, experimenten y desarrollen nuevas soluciones.

La inversión en I+D es una realidad estable en nuestro territorio y los recursos destinados a este fin dan sus frutos a través de la creación de nuevos productos o la contratación de personal especializado. Las empresas industriales que deciden apostar por la innovación pueden, incluso, disfrutar de la colaboración con instituciones académicas y participar en proyectos de investigación junto a ellas. Muchas startups españolas centran sus esfuerzos en generar una nueva realidad comercial, creando alianzas estratégicas para aportar conocimientos y tecnologías a la tradición. El reconocimiento de los esfuerzos y logros alcanzados generará oportunidades de desarrollo profesional y crecimiento dentro de un mercado competitivo y hostil, que, posteriormente, servirá de acicate para continuar la rueda de la innovación y la creación de nuevas estrategias.

En los acuerdos colaborativos empresariales es fundamental determinar unos objetivos claros y alineados con las estrategias definidas previamente, estableciendo los beneficios esperados del networking. Fortalecer las competencias de uno mismo a través de alianzas y compenetrar las metas y valores es el objetivo prioritario en toda colaboración. Más allá de esto, una comunicación efectiva, acuerdos contractuales sólidos y una planificación y gestión eficiente de la relación comercial dará, como resultado, el éxito del programa y la aparición o consecución de resultados que mejoren el posicionamiento de la empresa y las cualidades de su producto, repercutiendo esta victoria en el bienestar y la oferta disponible para los clientes. El compromiso constante con la innovación, la flexibilidad para la adecuación a las situaciones generadas y la adaptabilidad son puntos clave para conseguir una colaboración empresarial exitosa y duradera en el tiempo.

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