Trabajar en la disposición de una red de proveedores para una atención rápida, eficaz y controlada requiere, no solo de la capacidad operativa para llevarlo a cabo sino, también, y lo más importante, un equipo de personas que trabajen por un bien común, coordinados y con las funciones bien definidas. Podría parecer, como sucede en algunos casos, que una gran empresa que domine el mercado, de forma individualizada, tiene la potencia necesaria para mantener a sus rivales alejados, perpetuándose, prácticamente, en el poder. Pero jugar solo no siempre trae los mejores resultados. La excelencia individual poco tiene que hacer frente a la fuerza de un equipo que, aunque aparente mayor debilidad, en la práctica genera unos mejores resultados.

En Bextok se continúa trabajando para forjar un conglomerado de pequeños compañeros de viaje, sin los cuales se desvirtúa el efecto de la centralización. Es decir, un gran grupo de granos de arena forman la playa en la que todo el mundo quiere pasear. Para ello se ha gestionado un sofisticado engranaje que divida los esfuerzos en pequeñas porciones, identificando pormenorizadamente la responsabilidad individual. Todo esto serviría de poco si la cadena fallase en algún punto, retrasando la preparación del pedido, el transporte o la distribución. De igual forma sucedería en la vía inversa, con la atención al cliente como máximo exponente. Así, cada paso del camino debe estar definido y contrastado, permitiendo el beneficio común en un laborioso proceso de colaboración profesional.

La cultura de resultados promueve, además de una interacción imprescindible, un consenso clave para aceptar y comprender la estrategia determinada, la función de cada eslabón y la confianza en el resto del equipo. Solo creyendo en el resto de compañeros que la componen será efectiva y podrá ofrecer los resultados esperados. Cualquiera de los trabajadores, sea cual sea su situación en la jerarquía empresarial, desarrolla una función primordial y mantiene interiorizados los factores del éxito del proyecto. Así, la victoria solo se alcanza en equipo, con la ambición de ampliar su campo de conocimientos gracias a la interacción con semejantes, conociendo las fortalezas y las debilidades del proceso, con el objetivo último de aportar las capacidades propias en pos del bien común. Esta estrategia se centra, siempre, en poner al cliente final como el máximo beneficiado, pues es él para quién y por quién se trabaja.

En Bextok, así como en la interminable lista de empresas colaboradoras que forman parte de ésta, se crean constantemente nuevas alternativas que mejoren, tanto el trabajo interno como los resultados para el cliente, con una clara vocación hacia la simplificación de las adquisiciones, la reducción de los costes asumidos por los compradores y la atención personalizada que afiance la relación comercial. Un esfuerzo titánico que se traduce en un servicio único y de enorme calidad sin precedentes en nuestro país. Un equipo fuerte en lo individual, imparable en el colectivo.

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